Carta de mi mejor amiga.
- Andrea Sarmiento

- 7 ago 2020
- 5 Min. de lectura
Querida Andrea:
Querida Andrea:
Desde el momento en que llegaste a este mundo he estado acompañándote. Maduramos juntas. Hemos tenido peleas y discusiones como en cualquier relación. Y aun así nos amamos, nos consentimos, nos cuidamos mutuamente y seré yo la última que te acompañe cuando tengas que partir de esta tierra.
Siempre he estado aquí para ti. He tratado de mantenerte sana y llena de bienestar al habitarme. Y hasta ahora han sido pocos los momentos de nuestra vida en los que has sufrido dolores y malestar.
El momento de malestar más fuerte de todos cuando decidiste hacerte una intervención estética porque mi peso y forma no cumplían con los estándares de belleza que te impusieron. A los que con tantas ansías y de mil maneras trataste de llevarme.
Te entiendo. Sé desde dónde vino esa insatisfacción conmigo. Pues a través de mis oídos llegaron a ti los comentarios gordofóbicos acerca de mi apariencia. También a través de mis ojos viste esas formas y medidas a las que la sociedad nos decía que yo debía llegar. Hemos convivido con eso toda nuestra vida. No es culpa tuya. Tampoco mía. Y las dos hemos vivido momentos muy difíciles por esta cultura que nos exige vernos de cierta forma que es aceptada como la “única belleza” y a la que por diversas razones no hemos logrado llegar.
Quiero que sepas que, si eso es lo que deseas, aquí estoy para que lo logremos juntas. Sin embargo, debes saber que mi prioridad es tu bienestar y voy a evitar a toda costa, o tratar de compensar, cualquier acción que decidas tomar que vaya en contra de tu salud mental o física. Voy a hacer absolutamente todo lo que esté a mi alcance para impedir que te maltrates física o emocionalmente. Simplemente porque la sociedad te está diciendo que mis medidas, peso o contextura no son adecuadas.
Esa “sociedad”, una masa de gente, fotos en Instagram, anuncios de marcas, comentarios, informes y estudios, que nos dicen:
—Ámate. Pero solamente cuando te veas así.
—Cuídate. Pero si te haces daño para tener estas medidas, no pasa nada.
—Vístete como quieras. Siempre y cuando nunca pases de talla 10.
—¡Claro que puedes opinar! Pero solo hasta donde yo me sienta cómodo.
—Puedes hacer lo que quieras. Dentro de los límites de una “niña de bien”.
Y así nos van dictando, cómo deberíamos vernos, cómo deberíamos sentirnos, qué deberíamos hacer. Dentro de un discurso contradictorio que nos confundió durante mucho tiempo. Nos quitó atención y energía para hacer cosas que requerían nuestra atención y que disfrutábamos profundamente. Escribir, por ejemplo, algo que siempre quisimos hacer. Pero estábamos demasiado ocupadas pensando en cuál sería la siguiente dieta que sí iba a funcionar. En cuántas calorías tenía el postre que nos acabábamos de comer. En cuál era el secreto mágico de la amiga que bajó seis kilos en un mes. Entre muchos otros temas que no nos permitían hacer lo que realmente nos llena el alma de alegría y que nos apasiona.
Sinceramente, en lo que a mí respecta, poco o nada me importan todas esas reglas que hemos leído y escuchado de lo “correcto” e “incorrecto” acerca de la comida, el deporte, las calorías, los kilogramos y los kilómetros. BTW ¿Quién les dijo a estos deportistas de redes sociales que a alguien le importa cuántos kilómetros recorrió, y en cuánto tiempo, y cuántas calorías quemó? Esta es una información que le importa solo a ellos y tal vez a su entrenador, ¿Entonces, para qué subir la foto del “polar” a las redes? El caso es que nuestro gran progreso es que por fin te diste cuenta de que esas definiciones cambian todos los días, y lo que hoy es “bueno” posiblemente mañana será “malo”. A mí lo que realmente me importa es cómo te sientes habitándome. Me importa avisarte cuando necesitamos dormir, movernos, descansar, hidratarnos y nutrirnos. Además de avisarte claramente cuando necesitas darme atención médica con un profesional.
Tengo que confesarte que me da mucha tranquilidad el hecho que prefieras escoger el camino de la reconciliación, auto aceptación y autocompasión conmigo y contigo. A diferencia de ese camino que te enseñaron y que caminaste durante muchos años. Es un alivio que hoy en día entiendas que aguantar hambre es como aguantar la respiración. Simplemente para mí es insostenible y lo único que me genera es un sistema de protección en donde tarde o temprano voy a recuperar esa comida, satisfacción y placer al comer, que me hizo falta. Y que muy posiblemente crearé mecanismos para que esos periodos de ayuno no vuelvan a suceder. Te repito, mi prioridad es tu bienestar y seré muy clara cuando necesite que me prestes atención.
Gracias al cielo, hoy te das cuenta de que todo eso que te dijeron se puede repensar y que nada es una realidad o verdad absoluta; además ya sabes que puedes escoger las creencias que quieres incorporar a tu vida, y las que quieres sacar. Tú decides qué quieres y qué mereces; y de acuerdo con eso actúas, pues ya sabes que los resultados en tu vida no tienen nada que ver con mi aspecto físico; tiene mucho más que ver con las decisiones que tomas, la forma en la que actúas y las personas a las que decides incorporar a tu vida.
Yo soy simplemente tu compañera en esta vida y estoy aquí para permitirte experimentar, sentir, amar, consentir, bailar y en general recorrer este camino que día a día eliges vivir. Y con esto claro también es mucho más fácil entender que no hay nadie de menor o mayor jerarquía. Hoy me enorgullece decir que conoces la gran diversidad que existe entre los cuerpos y que cada uno decide cuáles son sus prioridades. Todas respetables. Sin que esto implique que tú debas seguir y actuar bajo esas mismas prioridades. No importa si es tu mamá, hermano, amigas o entorno en general.
Me emociona decir que hoy elegiste darle prioridad a tu bienestar físico y emocional, por encima de adoptar comportamientos, actitudes y creencias que habías aprendido acerca de cómo me debería ver yo, tu cuerpo. Decidiste desaprender lo que te había enseñado tu entorno. Construir nuevas creencias y re priorizar lo que realmente te hace feliz y te llena de satisfacción. Y a partir de eso adoptar nuevas actitudes y comportamientos.
No te alcanzas a imaginar la inmensidad del amor que siento por ti. Y me llena de gratitud que por fin te hayas dado la oportunidad de aprender a leer esas señales de ese amor que te entrego todos los días.
Te lleno de amor al mantenerte viva, al respirar, al saborear la comida. Al llenarte de placer cada vez que tienes sexo. Al entregarte un pelo abundante, piernas que te llevan a donde quieras, unos ojos que te permiten apreciar tus flores en el balcón, y unos brazos que te permiten abrazar a las personas que más amas. Además de salud constante y recuperación rápida.
Te quiero dar las gracias por darte la oportunidad de re-pensarte a ti y a mí, entender que soy muchísimo más que una cola tonificada, que un “six pack” o que un 90/60/90.
Quiero darte las gracias porque al amarme a mí, te amas a ti.
Estoy aquí para que logres experimentar este mundo como tú decidas y quieras experimentarlo. Bien sabes que en la medida en que yo esté bien, tú estarás bien. Para que juntas sigamos experimentando esta vida de la que todavía nos quedan lugares y momentos espectaculares por sentir, ver, probar, oler y caminar.
Te amo y estoy aquí para ti,
Atentamente, tu cuerpo.








Comentarios